La frescura de la naranja se complementa a la perfección con la intensidad del ristretto, logrando un buen equilibrio entre acidez y robustez. Para mi, esta receta me transporta a una tarde soleada en la costa mediterránea.
Primeramente, preparamos nuestro ristretto de la forma habitual en la que solemos hacerlo.
A continuación, cogemos un rallador o un cuchillo bien afilado, raspamos la piel de una naranja, tenemos que conseguir tiras muy finas.
Añadimos las tiras al ristretto caliente. Removemos suavemente. Te aconsejo dejarlo reposar unos segundos para que los aceites esenciales de la naranja se mezclen con el café.¡Disfruta!